viernes, 20 de junio de 2008

¡Clic clic!, era lo único que se escuchaba

Eran pasadas las doce de la noche, y lo único que se escuchaba a lo lejos era un !clic clic!, luego se producía un instante en que no se escuchaba absolutamente nada, que llegaba a dar escalofríos por el fuerte soplido del viento. ¡Clic clic! se seguía escuchando, hasta que se oyó una vocecita dulce de una abuelita gritando ¡Kenny! Kenny! apaga el computador, por último mañana te levantas temprano y lo haces en persona!. A pesar de las reiteradas veces que le gritaba a su sobrino que apagara el computador, aún así se seguía oyendo el ¡Clic clic! hasta altas horas de la madrugada.

Un sol radiante, un cielo azulino, unas nubes que parecían algodones, más el sonido de los pájaros, les daban la bienvenida a todas las personas para que disfrutaran de un hermoso día. Kenny, luego de una larga velada -al sentir el trinar de las aves en aquel roble que por muchos años ha formado parte de su vida, especialmente de su infancia, ya que compartió muchos momentos con sus amigos en la casa del árbol- fue abriendo lentamente sus ojos calipsos, que a pesar de ser tan claros como un día de verano, mostraban su profunda tristeza.

El gran dolor que reflejan sus ojos es el no poder estar al lado de la persona que más ama en este mundo, que es su querida novia Cassandra, la que tuvo que alejarse de su amada pareja por cuestiones de trabajo. Kenny con el afán de querer celebrar juntos el día que por primera vez sus labios se besaron, además de pedirle matrimonio, recorrió por completo el centro de Boston, en búsqueda de un pasaje de avión que lo llevará destino hacia la mujer que le robo el corazón.

Muchos fueron los días que con ansias recorrió toda la ciudad, con la ilusión de poder encontrar aquél boleto que lo llevara camino a su Cassandra, que por más de tres meses han estado separados y todo por un futuro bienestar para ambos. Los días pasaban y ya se acercaba el día de su aniversario, los nervios lo comían vivo y no hallaba qué hacer, porque todas las agencias de viajes le decían, ¡lo sentimos, solamente tenemos pasajes para tres días después del que usted solicita!.

¡Clic clic!, nuevamente se escuchaba ese sonido en el silencio del hogar, ¡clic clic clic!, toda la noche, durante dos días, ¡clic clic! continuaba en la mañana, ¡clic clic! sonaba en la tarde ¡clic clic! se escuchaba toda la noche, hasta que un fuerte grito ¡por fin! por fin! lo tengo, por fin este vendito Internet me sirvió de algo!. Días enteros y noches completas Kenny se amanecía frente al computador, tratando de encontrar aquel pasaje que por muchos días no había podido encontrar hasta hoy.

El mouse que por muchas veladas fue la única compañía que tuvo, por fin le daba la respuesta que tanto esperaba, una reventa de un pasaje en United Airlines vía Internet. La felicidad que irradiaba Kenny fue tan grande que salió corriendo a la calle y a persona que veía, persona que le daba un beso y la abrazaba. Oh! son las cinco, me tengo que alistar porque mañana parto a mi viaje rumbo al amor de Cassandra!.

Calcetines, ropa interior, pantalones azules, negros, café claro, zapatos, zapatillas, jeans, cepillo de dientes, peineta, perfume, desodorante, cinturón y muchas cosas más echaba en su maleta, que la preparaba con una alegría de un niño que se iba por primera vez de campamento con sus amigos de los boy scout, rumbo a unas aventuras inimaginables.

Riiiiiiiiiiiiiiiing! sonaba muy fuerte, riiiiiiiiiiiiiiiing! no paraba de sonar, fue tanto lo que sonó que la abuelita Rouse se levantó y le decía ¡Kenny Kenny, despierta, despierta!, el reloj ha sonado hace rato, Kenny, Kenny!. Fue tanto lo que Rouse hizo para tratar de despertarlo, que se le cruzó por la mente que su nieto se le había ido en el sueño, rumbo a juntarse con su familia que en un accidente automovilístico, en donde había perdido a sus padres y a sus tres hermanos, quedando él solamente con vida, pero deseando la muerte a la vez con gritos desgarradores.

Aaaaah!, qué pasa, qué pasa! ¡¿por qué tanto lloriqueo y tanto grito?! decía Kenny con una rabia inmensa, hasta que se logró calmar, su abuelita le decía que su despertador estaba sonando hacía rato y que lo trató de despertar de todas las formas que en ese instante se le ocurrieron, pero aún así no despertaba; además le contó lo que se le había pasado por la mente hace un instante y Kenny al comprender el dolor que sintió su segunda madre, la consoló insistiéndole que estaba bien, que todo fue por cansancio, que ni con el sonar de un trueno o el derrumbe de un edificio se despertaría.

Faltaban sólo tres horas para que su avión partiera camino a su amada, él estaba tan afligido porque no sabía si llegaría a la hora, ya que el haberse quedado dormido le desordenó todos los planes que tenía para esa madrugada.

Cassandra por su parte, se encontraba viviendo su vida en torno al trabajo, y se extrañaba porque hacía días que no sabía de su novio. ¡Layla!, ¡Layla!, llamaba reiteradamente a su amiga del trabajo, ¡Layla! ¡Layla!, ¡hace varios días que no hablo con Kenny, y eso es muy raro, será que ya no me quiere!. Con una voz de tristeza y de una tremenda desilusión, se le oía a Cassandra decir lo que pensaba, sin tener idea de todas las cosas que tuvo que hacer Kenny para poder estar ese mismo día junto a ella celebrando su noveno aniversario y su postura de argollas.
Una falla en los altos parlantes del aeropuerto hacía complicado el poder comprender cuáles eran las aviones que partían. ¡Se solicita que todos los pasajeros con dirección a shhhh shhhh (ruido de los parlantes) pasen a abordar por favor!. Kenny sin poder comprender cuál es el avión que saldría en estos instantes, se dirigió hacia una azafata de su línea aérea para consultar y no abordar el avión incorrecto.¡Señorita, ¿éste pasaje corresponde para el avión que voy a tomar ahora?! ¡Sí caballero estamos por partir, apresúrese!.

Kenny corrió hacía el avión, se sentó, y cuando ya se encontraba en el aire, llamó a Layla, para contarle la idea que él tenía. ¡Layla, hola soy Kenny!, me puedes hacer un favor, lleva a mi Cassandra al restaurante John’s Famous Deli porque llego en unas horas más, porque tengo una reserva para que tomemos desayudo y pasemos juntos nuestro aniversario; además que le llevo una argolla, para ver si aún se quiere casar conmigo!. Layla al escuchar todos los planes que tenía Kenny preparados para su amiga, se puso contenta, y la incentivó diciéndole cosas bellas de su novio.

Matinales, programas de música, monitos animados, y muchos canales ese día cortaron sus transmisiones alrededor de las 9:30 de la mañana y no tan sólo en ese país, sino que alrededor de todo el mundo, debido a un acontecimiento que afectada a toda una nación y al mundo entero.

Cassandra ya sabiendo cuál era la sorpresa que Kenny le tenía, porque Layla no aguantó la alegría y se le escapó la verdad, se fue a cambiar de ropa para esperar a su amado novio con la mejor ropa posible, para verse radiante y bella para él. Faltaban tan sólo veinte minutos para el reencuentro, todo estaba listo, planeado, todo era perfecto!. ¡Cassandrita, Cassandrita, hola soy Rouse, la abuela de Kenny!, Cassandra al escuchar su voz sintió un escalofrío tremendo en su cuerpo, había algo, pasaba algo que ella no se podía explicar. Pero ahí estaba la televisión explicándolo todo.

Todos los canales estaban transmitiendo en directo la imagen del World Trade Center, cómo estaba en llamas porque un avión se había estrellado contra él, muriendo de forma instantánea todos sus pasajeros. Ella al corroborar toda la historia que Rouse le había contado, se echó a llorar desconsoladamente sintiendo que su vida, en el instante que el avión en que venía el amor de su vida se había estrellado contra una de las torres, se había acabado.

Eran pasadas las doce de la noche, y lo único que se escuchaba a lo lejos era un !clic clic!, después se escuchaba un silencio enorme, que era aterrador. ¡Clic clic! se seguía escuchando, hasta que se oyó una dulce vocecita de una señora de edad gritando ¡Kenny!, Kenny! apaga el computador, por último mañana te levantas temprano y lo haces en persona!. A pesar de insistirle varias veces, se seguía oyendo el ¡Clic clic! hasta altas horas de la madrugada. ¡Clic clic! era lo único que se escuchaba.

martes, 17 de junio de 2008

Vacaciones de verano!!

Llegan las vacaciones de verano, hay muchas que hacer, muchos piensan en ir de viaje junto a sus amigos, recorrer chile de pies a cabeza y descubrir las miles de bellezas e historias que se encuentran ocultas debajo de cada piedra, árbol, cueva, cascada, o algún objeto que represente a dicho lugar.

Recuerdo cuando con unos amigos nos fuimos de muchiliar luego que finalizaron los trabajos voluntarios de verano, habíamos ido a Trumao, una localidad ubicada a 45 minutos de San Pablo en la X región, era el último día que nos quedaba antes de partir de regreso a Santiago, yo y un amigo estábamos hablando de Chiloé y de la cantidad de historias que tenía, hablamos mucho rato esperando con ansias la hora del almuerzo, hasta que llegó, yo sentada al medio de la meza hablando con todos de las experiencias que vivimos y ¡bla bla bla!, hasta que se me ocurrió preguntarles ¿les gustaría irse a muchiliar por una semana? Y todos me miraron con una cara como diciendo ¡y a ésta mina que le pasa!, ¡que onda demá!, yo creo sinceramente que muchos me hubieran mandado a la misma mierrrrr...! pero de buena onda la mayoría decía ¡podría ser!...

Haciendo corta la cosa, terminó la hora de almuerzo, y solamente 3 de los 17 que éramos en la comunidad de Trumao ¡aperraron!, no teníamos carpa, y entre los cuatro solo juntamos alrededor de los 23 mil pesos, ¡mmmm! pensando objetivamente no se podía hacer mucho. Llego la hora de que los 115 jóvenes que fueron a los trabajos voluntarios, que estaban repartidos en diez localidades regresaran a Santiago, iban todos los buses casi lleno, menos uno, al que le faltaban 4 jóvenes, que éramos nosotros que íbamos en búsqueda de aventuras y de pasarlo bien.

Llegamos a Ancud Chiloé, eran cerca de las 12 de la noche y no teníamos donde quedarnos, de la nada apareció una nube oscura, que en cosas de segundo se largo a llover a mango –no era que llovieran mangos del cielo, sino que llovía muy fuerte-. Mochilas gigantes llenas de martillos, serruchos, clavos, alicate y un centenar de herramientas y cosas extras, estaban tiradas en el suelo y nosotros en cima de ellas, hasta que de la nada llegó un curita del sector y nos facilito una iglesia, literalmente gracias a Dios fue que tuvimos donde dormir –jejeje-.

Achao –otra localidad de Chiloé-, llegamos alrededor de las 6 de la tarde, no teníamos donde quedarnos, lo único bueno es que ya teníamos una carpa por lo menos para tener donde dormir, bajaba y bajaba el sol y aun no hallábamos donde poner la carpa para “dormir” ¡jejejeje!, llegamos a una playa y había una señora con su perro en la playa, le preguntamos si es que había alguna posibilidad de que pusiéramos la carpa en la playa y que no hubiera problemas, al escuchar un ¡NO!, por que la marea sube a las ocho de la noche y no baja hasta las 7 de la mañana y la playa en esas horas desaparece, ooh! No hallábamos donde quedarnos, caminamos a lo largo de la playa, hasta que en lo alto de un cerro había un peladero, subimos, nos caímos mil veces, rodamos, nos embarramos, de todo! Hasta que llegamos al ¡peladero!, pusimos la carpa y fuimos a la búsqueda de leña para hacer fuego y poder comer algo.

¡Revisemos las mochilas para ver que tenemos para comer!, luego de prácticamente dar vuela las mochilas, lo único que encontramos fue una sopa en sobre para preparar, mmmm no era mucho, pero hacía mucho frío y teníamos hambre!, así que en realidad daba lo mismo a esas alturas. Preparamos el fuego, y en una mini olla preparamos la sopa, hirvió la olla ¡por fin!, todos sacaban sus vasos de plásticos para disfrutar de la única “comida” que nos quedaba, estaba muy caliente la olla y no teníamos con que sacara de las fuerte llamas, hasta que se me ocurrió agarrar dos palos por los mangos de la olla y sacarla, todos ¡ooH! bien bien, buena buena que ingeniosa!, entre tanta emoción por tomar algo caliente uno de los palitos milagrosos se resbalo del mango dejando caer más de la mitad de la sopa a la fogata, las miradas eran intensas hacia mi, nadie decía nada, solo hablaban con las miradas y según mis percepciones, aun que en realidad no había que ser muy sabio para saber que era lo que sentían o lo que me querían decir, era ¡obvio!, pero de buena onda solamente me dijeron ¡pusha no importa pero igual las jodiste!, jejeje, nos quedamos sin sopa y sin fogata, por que nuestra ¡comida! Se encargo de apagar por completo las llamas! ¡ups i did it again!.

Nos fuimos a acostar luego de saborear en lo más mínimo la sopa que nos quedaba, entre la rabia nos quedamos dormidos y yo por la culpa que sentía me hacía la dormida pero estaba con un sentimiento de culpa jejeje que por mucho que pensara en otra cosa, venía a mi cabeza. Un silencio enorme en compañía del chocar de las olas en las rocas era lo único que se oía en la noche, hasta que un movimiento raro en la carpa hizo que abriera los ojos, estaba asustada por que sentía que habían personas afuera de la carpa, desperté a mis amigos y yo para compensar lo de la sopa, me hice la valiente, saqué la cabeza por la carpa con un tenedor en la mano en caso de que tuviera que ejercer defensa propia, asome la cabeza y me encontré con una ¡cabezota!, todos estábamos asustado, entre y les dije que estaba lleno de toros y vacas afuera de la carpa, que por nada del mundo hicieran ruidos, porque en cualquier momento yo veía que se tiraban encima de la carpa, no podíamos arrancar porque la marea estaba alta y estábamos rodeados de animales, que no eran pequeñitos, eran enormes, cómo esos toros que utilizan al momento de mover las cosas oh! Fue horrible, así que obligados a desvelarnos con hambre y preocupados de que una vaca o un toro nos aplastara!.

También está la opción que algunos que aun no se atreven a salir a descubrir el país solos o en compañía de sus amigos o parejas, si no que aun viajan junto a su papá, ¡el controlador!, la mamá preocupante y sobre protectora (peor), ese hermano chico odioso que no te deja por un instante tranquilo, sin preguntarte y ¿por qué esto? y ¿por qué lo otro?, y que sólo lo aguantas porque es tu hermano pequeño, esa abuela que cada vez que llevabas a un amigo a la casa le da la ¡lata! contándole los miles de ¡condoros! que te pegaste cuando chico o mejor aún, cuando llevabas a tu polola y tu abuela sin querer por la edad que tiene la llama con otro nombre oooooh!, ¿qué horrible no?.

Bueno sin mencionar a esa tía que le gusta comer el pollo asado con la mano y quedar toda aceitosa, ese primo que se hace el macho pero tu sabes que tira para el otro lado, que se le quema el arroz, que se le da vuelta el paraguas, que es del otro bando, que es fleto, afeminado, amariconado, trolo, hueco, y un centenar de sinónimos que le tiene, pero no se lo dices directamente porque te da miedo o te da cosa hacérselo notar, por la reacción que podría tener, ¡mmmm! creo que sin duda no hay mejor cosa que salir con los amigos a disfrutar de la vida a la pinta de uno, sin tener que escuchar esas voces que por casi todo el año las estas escuchando y que lo único que quieres es que por un par de meses se borren de tu cabeza.

Los Trabajos Voluntarios, son una de las tantas respuestas a todas tus molestias y a al ocio y aburrimiento del verano, una experiencia linda y divertida de vivir, puedes conocer a mucha gente de tu misma “onda", ayudar a gente humilde pero buena a que se sientan un poco mejor, puedes hacer muchas cosas, se trabaja harto pero se pasa muy bien, ¡una cosa por otra!, ¿por qué en vez de tener que salir solamente a pasarlo bien o tener que aburrirte con tus familiares no vas a ayudar al resto?, al mismo tiempo en que uno le entrega un grano de arena a los más necesitados, ellos sin quererlo también te ayudan, a que seas una mejor persona y te desarrolles mejor frente a situaciones adversas.

Más que un trabajo de verano, son experiencias de la vida, que con el pasar del tiempo puedes ver el enriquecimiento y las grandes cosas que te ha entregado. Es todo un proceso de ¡feedback!, que con el solo hecho de ir con la voluntad de ayudar, te diviertes y conoces localidades de tu país que antes nunca habías escuchado.